SALA 03

Paisaje de El Paular; 1922

Óleo sobre lienzo, 70 x 70 cm.

Retrato de Mujer; 1924

Óleo sobre tela, 35×27 cm.

Producto de la primera etapa parisina de Joaquín Peinado, Retrato de mujer nos muestra, de un modo sutil, dos focos referenciales dentro de la primera etapa plástica de nuestro pintor. De un lado es la herencia académica de la Real Academia de San Fernando la que, mostrando sus inclinaciones novecentistas, nos muestra la imagen, serena y clásica, de una mujer, vista de perfil, cuyo rostro, sometido a un comedido reduccionismo formal, incide en la síntesis fondo-figura a través del color y la construcción cezanniana; mecanismos plásticos en la estela de la pintura de Daniel Vázquez Díaz que, tras conocer sus impulsos más renovadores de la mano del cubismo y Juan Gris, se centró en Cezanne, el sintetismo de Gauguin y los aromas monumentales de Bourdelle. De otro innovación “renovadora” a través de los nuevos clasicismos europeos que, monumentalizando la figura y recuperando texturas, recuerdan al Picasso escultórico y neoclásico de principios de los veinte y las creaciones de los italianos vinculados a Valori Platici.

Bodegón; 1925

Óleo sobre tela, 81×65 cm.

Dos años después de su llegada a Paris, Peinado soporta una corta pero intensa trayectoria expositiva, habiéndose producido ya el contacto con otros cubistas y Picasso. El arte de vanguardia español encontrará en 1925 el acontecimiento importante de la primera Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos en Madrid, en la que participaría Peinado con esta obra. La composición, una naturaleza muerta ante una ventana abierta, es recurrente en los artistas cubistas, de este modo, esta obra se encuentra cercana a algunas de las que realiza por estos años Juan Gris o Manuel Ángeles Ortiz. La factura con la que ejecuta los distintos objetos es heterogénea (sintetismo, facetación, insinuación); ello, junto a un colorido que escapa del cubismo primigenio (grises y ocres), muestra los lances finales y sintetizadores del último cubismo.

Bodegón; 1928

Óleo sobre tela, 33×41 cm.

En 1923, Joaquín Peinado marcha a Francia. Los españoles de París aportan en la década de los 20 un nuevo concepto de pintura: la “Figuración Lírica”. Peinado, entre otros, desarrollaría en estas obras una pintura pura, en la que se maneja el material valorando sus cualidades plásticas, e insertando referencias a objetos que se realizan con inmediatez y automatismo, lo que crea figuras primarias, recuerdos de éstos, en este caso, sendas copas, una pieza de fruta, y un plato con racimo de uvas. Las herramientas y métodos de un surrealismo entonces emergente, como el automatismo, reciclados y unidos al bagaje cubista, depararán obras como ésta.

Puerta de Ronda. Arco de Felipe V; 1929

Óleo sobre tabla, 19×24 cm.

Producida en los entornos de la “Figuración Lírica”, Puerta de Ronda (dedicada al destacado pintor del noucentisme catalán Joaquim Sunyer), se desenvuelve, como ninguna otra obra, entre las formulaciones de esta peculiar poética auspiciada por pintores españoles afincados en París (tales como Bores, Cossío, Viñes, Gonzalez de la Serna, Peinado, etc…) y las periferias del surrealismo. Un paisaje articulado mediante campos de color y trasparencias que, a diferencia de otras obras realizadas en esta época, se acompaña de elementos fuertemente construidos y volumétricos (aglutinados en torno al arco-puerta); creadores, en su conjunto, de un espacio rico en sugerencias y en presencia objetual, a la par que ingrávido, cercano a ciertas posturas metafísicas, el coqueteo con lo surreal (basado en el telón y bocetos realizados por Picasso para el ballet Mercure en la primavera de 1924 o, quizás, en el dibujo aéreo practicado por Francis Picabia a partir de 1928), o el retorno al orden de raigambre italiana a través de las texturas originadas a partir de un ingente uso de la materia pictórica.

Paisaje con Château; 1929

Óleo sobre tela, 92×73 cm.

Este óleo nos presenta un paisaje que podríamos calificar de inquietante, incluso onírico. Toda la superficie esta tratada por igual, con el color verde inundándola por completo a excepción de un espacio azul para el cielo y toques de blanco que dan sensación de tempestad y viento. Numerosas incisiones actúan creando formas perceptibles en los pinos y en el castillo. Sin duda, el momento artístico en que se realizó esta obra, con el surrealismo en pleno desarrollo, tuvo bastante que ver con el resultado final de la misma.

Visitas guiadas a la colección permamente

Las visitas, llevadas a cabo por personal especializado del museo, se realizarán previa cita una vez conformados grupos de más de 10 personas.
Solicitar plazas en el teléfono 952 87 15 85.

El precio de la visita guiada, no incluido en el de acceso al museo, es de 1€ adicional por persona.

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