
La obra ‘Última Cena’ presentaba antes de su restauración varias capas de repintes y barnices sucios y oxidados que alteraban profundamente su aspecto estético.
Antes de proceder a la limpieza de la obra se llevaron a cabo diversas pruebas basadas en métodos científicos de análisis (investigación historiográfica, análisis de Rayos X y Radiación UVA) que certificaron la calidad de la pieza.
Durante estos estudios previos a la restauración se pudo comprobar que había sufrido una intervención anterior. Esta teoría se fundamentaba no sólo en la presencia de repintes, sino en una forración en excelente estado que se decidió conservar, dado que aportaba estabilidad al conjunto.
Igual ocurría con el bastidor que, si bien presentaba agujeros de xilófagos, se pudo comprobar que la colonia estaba extinta. No obstante, se le aplicó un tratamiento preventivo por inyección.
Uno de los tratamientos fundamentales llevados a cabo en la restauración de esta obra ha sido la limpieza de la capa pictórica. Tras diferentes pruebas de solubilidad, se pudo levantar perfectamente cada una de las capas de barniz, suciedad y repintes, llegándose a contar en las zonas más gruesas un total de tres capas de barniz superpuestas.
Todo ello se limpió, reapareciendo los tonos originales y matices propios de la obra. Concluido el proceso de limpieza, se pasó al sentado del color y reposición de zonas originales en peligro de desprendimiento por inyección y capilaridad, usando como adhesivo Cola de Conejo a través de Papel Japonés. Posteriormente, se procedió al planchado de las zonas consolidadas.


